Aprender a eructar: ¿cómo aprender a eructar cuando no puedes hacerlo?

¿A quién va dirigida esta página?

Tomé la iniciativa de crear esta página para ayudar a las personas que, como yo hasta los treinta años, nunca han tenido la capacidad natural de eructar. Y después de investigar en algunos foros en varios idiomas, me di cuenta de que no somos los únicos afectados, y esto sucede en todo el mundo.

Las consecuencias de no saber eructar

No faltan testimonios de personas que se quejan de varios trastornos debido a su incapacidad para dejar salir el aire que sube naturalmente, por ejemplo, después de comer o beber. Algunos de estos trastornos son los siguientes:

  • Sensación de incomodidad en el esófago cuando el aire sube
  • Presión, dolores abdominales, a veces muy fuertes
  • Aumento de la cantidad de gases intestinales
  • Ruidos intestinales molestos
  • Náuseas importantes

En algunas personas, estos trastornos pueden llevarlas a situaciones incómodas que afectan directamente su vida social, como evitar beber bebidas gaseosas en público o incluso evitar salir.

¿Por qué no sabemos eructar cuando otros lo hacen sin pensarlo?

Todos supimos eructar cuando éramos bebés. Sin embargo, mis recuerdos más lejanos relacionados con esta incapacidad de eructar se remontan a la escuela primaria, donde recuerdo intentar imitar un eructo que otro estudiante podía hacer casi a voluntad, mientras que, por mi parte, ese mecanismo era imposible. Desde entonces, supe que tenía esta incapacidad, y me acompañó hasta los 30 años.

Entonces, ¿por qué perdimos este sentido? Para empezar, no creo que sea genético, ya que las personas que lo sufren suelen ser las únicas en su familia con este problema. Una de las teorías que he leído es que una fobia al vómito ocurrida a una edad temprana podría haber tenido un impacto físico y/o psicológico en el mecanismo de apertura del esófago. No encontré ninguna otra teoría, excepto una incapacidad puramente física desarrollada durante el crecimiento, pero yo no formo parte de ese grupo, ya que logré reeducarme al respecto.

Viví esta reeducación como un deseo consciente de recuperar el control sobre un sentido que había perdido, como las personas que quedan paralizadas de un miembro después de un accidente y, gracias a la rehabilitación, recrean las conexiones sinápticas que les permiten volver a controlarlo. Para mí, se trata de un sentido que nuestro cerebro ha eliminado, conexiones neuronales que ya no existen porque se consideran inútiles.

La solución médica (que no he probado)

Porque sí, existe una solución. En medicina, esta incapacidad para eructar se llama dysfunción cricofaríngea retrograda, o R-CPD. Para recuperar esta capacidad médicamente, el objetivo es relajar el músculo superior del esófago (llamado músculo cricofaríngeo) que es responsable de la salida voluntaria del aire del esófago, mediante inyecciones de botox. Varias personas han podido recuperar la capacidad de eructar después de este procedimiento.

Personalmente, primero traté de verificar si podía reeducarme sin necesidad de esta inyección. Para mi sorpresa, no fue tan difícil una vez que tenía el comienzo del método…

Cómo me reeduqué para aprender (¡finalmente!) a eructar

Espero que este compartir a continuación les permita liberarse de esta discapacidad. ¡No duden en compartir su experiencia en los comentarios, y también compartir su propia experiencia que les haya funcionado! Esto solo enriquecerá esta página para el bien de todos 🙏

Facilitar la expulsión del aire

Mi reeducación comenzó cuando me di cuenta de que mi garganta podía expulsar aire sin que yo lo controlara, y cuando mi cuerpo estaba en posiciones de contorsión inesperadas.

Por ejemplo, me di cuenta de que el aire salía por sí mismo, sin que yo lo deseara, cuando estaba en una posición encorvada, como esta.

Creo que es una posición que enrolla el tubo digestivo, ejerciendo presión sobre el estómago y abriendo la garganta, facilitando así la expulsión. Pero me resultaba difícil usar este hallazgo para avanzar.

Cuando el aire sube, noté que mantener el cuerpo perfectamente recto, como un cantante de ópera, era favorable para la expulsión del eructo. Mientras el aire sube, inclinar la cabeza hacia arriba parece facilitar su ascenso, pero meter el mentón lo máximo posible contra el pecho facilita su salida, como si las vías estuvieran despejadas gracias a ello. Atención: siempre hay que mantener la columna recta al bajar el mentón, de lo contrario la postura será contraproducente.

How to Learn to Burp When You Can't

Me di cuenta de que mantener la espalda recta mejora la verticalidad del esófago y facilita así el ascenso del aire. Mantener el mentón metido cuando el aire está arriba permite facilitar la apertura del esófago.

También noté que contraer el estómago (o más bien, los músculos que lo rodean, como si tratara de vaciarlo), también ayudaba a favorecer la subida del eructo.

Buscar la mecánica del eructo

Una vez encontrada la posición, y repetida cada vez que el aire subía (a veces podía anticiparlo, a veces no), comencé a reproducir la mecánica del eructo empujando desde mi garganta como si intentara hacer salir algo atascado al contraer mis cuerdas vocales, lo cual ciertamente no es posible, pero era solo para ilustrar la mecánica.

Como esta mecánica aún no está registrada por nuestras neuronas, necesitamos buscarla y encontrarla varias veces para que nuestro cerebro la asimile como un nuevo sentido a explotar y cree las conexiones neuronales. Esta búsqueda es esencial. Al principio, por supuesto, no ocurre nada, y la tasa de éxito es del 0%. Luego pasa al 1% sin que realmente sepamos qué ha sucedido. Luego al 2%…

Repetir, una y otra vez

Reintenté una y otra vez, hasta darme cuenta de que con cada intento, una pequeña cantidad de aire lograba ser expulsada.

De día en día, esta cantidad de aire aumentó. Aproximadamente en un mes, sentí que la mecánica de «saber eructar» comenzaba a surgir: el eructo se volvía más automático, más fácil, como si mi cerebro comenzara a grabar todos los matices de este gesto que le era cada vez menos desconocido. Sentí que cada pequeña cantidad de aire expulsada era un ladrillo más sobre el cual apoyarme para la próxima vez. Cualquier sentido se desarrolla con la práctica, con el tiempo.

Lo esencial de lo que me permitió eructar

  1. Cuando el aire sube, favorecer su ascenso manteniéndose recto
  2. Cuando el aire está arriba y trata de salir, bajar el mentón lo máximo posible contra el pecho manteniendo la parte superior de la columna recta, relajar el esófago y, si es necesario, contraer el abdomen al tensar el diafragma
  3. Repetir una y otra vez para entender qué funciona

Los resultados de la reeducación

Creo que me tomó alrededor de tres meses y medio para lograr expulsar una cantidad suficiente de aire de forma instintiva: ahora sabía eructar. ¡Pero eso era solo el comienzo!

Sigo trabajando en esta capacidad de eructar, sin pensar demasiado, porque siento que no todo se expulsa. Sin embargo, he notado diferencias claras en el día a día: a pesar de que aún no lo domino por completo, la cantidad de aire que solo subía y bajaba ya no existe, ¡y mi estómago casi no se ve afectado! En resumen, un gran alivio. ¡Esto me ha motivado aún más a compartir todo esto con ustedes! Y ahora que lo he logrado, me pregunto cómo hacía antes…

No duden en compartir su experiencia comentando a continuación. Ya sea que estén en proceso de reeducarse o no, los comentarios están aquí para que todos se apoyen y se aconsejen sobre el tema, con escucha y amabilidad !

– Erino

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